“Existe un sistema de salud que a la gente de bajos recursos se la rechaza”
- por Jessica Borits
- 1 jun 2020
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 10 jun 2020
Patricio Martínez Rossi, acompañante de jóvenes y familiares en situación de pobreza y con problemas de consumo de drogas psicoactivas, actualmente trabaja para la Secretaría de Integración y Urbana, encargada de urbanizar la Villa 31, analiza cómo el coronavirus ha expuesto una vez más la desigualdad social. En la nota de Judith Butler comparte una frase que argumenta la elección del tema a tratar: “El virus no discrimina. Podríamos decir que nos trata por igual, nos pone igualmente en riesgo de enfermar, perder a alguien cercano y vivir en un mundo de inminente amenaza”
En los escenarios desfavorecidos afectó principalmente a los trabajadores del sector informal, ya que detuvieron sus ingresos, que en muchos casos son para poder llevar un plato de comida a su hogar cada día, además algunoscarecen de la protección apropiada, como barbijos y alcohol en gel y por lo tanto, tienen más probabilidades de estar expuestos, y contagiarse.Muchas de estas personas viven en viviendas saturadas de gente y la falta de infraestructura sanitaria esencial se hace notar cada vez más.
Para quienes se encuentran en el extremo inferior de la cadena salarial, la situación es catastrófica. En los barrio populares es preocupante la cantidad de casos que suman cada día, a lo largo de esta entrevista hablaremos sobre el plan de protección que implementó el gobierno, los miedos que surgen, y la ayuda comunitaria que existe dentro del Barrio 31.
Trabajas dentro de DETeCTAr, un protocoloimpulsado por el Ministerio de Salud, que establece pautas y un procedimiento para la detección temprana de sospechosos casos de coronavirus. ¿Por qué se tuvo que implementar un programa específico en la Villa 31?
Porque debemos ir a buscarlos activamente, la gente del barrio tiene miedo. Existe un sistema de salud que a la gente de bajos recursos se la rechaza, entonces cuando uno es negado de algún lugar no quiere volver. La gente se siente más segura en su casa que yendo a un hospital. Entonces, con el equipo de prevención del coronavirus de la 31 surgió la idea de las carpas equipadas con médicos especialistas y ambulancias provisionadas con todo lo necesario, esto se está aplicando en todas las villas, al principio acompañados por la cruz roja, recibimos capacitación para poder manejarnos.
Además, esta idea surge para acercar estos recursos a los barrios populares, para que el vecino no se tenga que ir hasta el Hospital Fernández (Av. Cariveño 3356, CABA) o el Hospital Rivadavia (Av. General Las Heras 2670, CABA) y en el camino tomarse un colectivo y ponerse en riesgo.
¿Existe otro factor más por el cual una persona de bajos recursos prefiere quedarse en su casa?
Si, cuando existe la posibilidad de irse de su casa, el tiempo necesario para curarse, aparece el miedo de perder su vivienda. Es un asentamiento, no tienen ningún tipo de papel legal para ir a la policía y decirles que le ocuparon la casa. Aunque todos tienen la contención de la Red de Vecinos que saben que se fue y de alguna manera se la van a cuidar; pero queda todo a voluntad de la persona, nadie tiene garantizado nada. En cambio, si a una persona de clase media la aíslan sabe que cuando vuelva nadie se va a adueñar de su propiedad.
En el barrio son 63 los comedores que están funcionando a pesar de la cuarentena y cada vez reciben más familias y tienen que recortar las raciones ¿Cómo evitan aglomeraciones? ¿Qué sistema aplicaron?
Es muy difícil, muchos vecinos están acudiendo a comedores todos los días, es impensable que exista la oportunidad de aislarse una semana, y salir una vez por semana a buscar comida. El agrupamiento se deba a que se paró toda la ciudad, por lo tanto, todas las changas, muchos viven de eso el día a día, entonces al frenarlo, esa persona automáticamente pasa a depender de un comedor para alimentarse.
La gente de los comedores intenta establecer protocolos. Pintaron líneas en las calles para que la gente mantenga distancia; antes la gente entraba y se alimentaba en el lugar, el plato se lavaba y se servía al día siguiente, hoy en día ya no; ahora todo funciona con la modalidad tupper: el vecino va, se le pone la comida y se va a su casa. Con esto generas que la gente no se amontone.
Por otra parte, La Secretaria de Integración Social y Urbana está saliendo a repartir alimentos a aquellos que realmente necesita estar aislado por ser mayor de edad, o padece alguna enfermedad, o si alguien cercano dio positivo en el test. Hay programas específicos para los adultos mayores y para los niños que iban a las escuelas en jornada completa, a quienes se les entrega un bolsón con mercadería aproximadamente para 15 días y cuando se lesacaba se les vuelve a dar. Con esto se intenta alivianar la carga de los distintos comedores comunitarios.
El 17 de mayo se produjo una conmoción por la muerte por COVID-19 de Ramona Medina, militante social que había reclamado por la falta de agua potable y las condiciones de vivienda, nueve días después, otro militante social de la Villa 31, Agustín Navarro Condori, falleció por la misma causa, ¿Cómo viven los vecinos la pérdida de sus referentes?
Es un golpe tremendo porque son personas muy cercanas, en estos barrios populares existe una realidad de muchos años en donde el estado no estuvo presente, y ellos fueron sus voceros. Ahora es muy difícil arreglar todos los problemas en uno o dos años.
Los referentes son personas esenciales, que prácticamente dedican su vida a trabajar 24 horas, los 7 días de la semana para denunciar los problemas de los vecinos, por lo tanto tienen un vínculo especial, se les hace muy difícil a ellos acercarse y hablar con un trabajador que viene de afuera, está solo 8 horas y se vuelve a su casa.
Esta semana, incorporaron arcos de desinfección y cámaras térmicas en los accesos de las villas ¿Pero se garantiza la seguridad a los vecinos de la gente externa que ingresa al barrio? ¿Ellos como se cuidan para poder salir todos los días a buscar un plato de comida?
Nosotros en un principio pensamos que íbamos a llevar el coronavirus al barrio, terminó pasando todo lo contrario, el barrio se contagió por sí solo. Dentro de lo que es la secretaría de gobierno, tenemos solo un compañero infectado.
La gran mayoría circulan con barbijos, dentro de la 31 hay una densidad poblacional muy alta en pocos metros, entonces este virus circula muy fácil, por eso sucede lo que está pasando hoy; Hay vecinos que comparten baños, hay pasillos muy angostos, las escaleras dan acceso a un montón de viviendas, si uno está infectado y sube por esa escalera -que la mayoría son en caracol y si o si debes aferrarte a la baranda- contagia al resto. Para mí el gran problema es todo el espacio comunitario que hay.
Estas reglas gubernamentales se plantean para un sistema, pero para toda la gente que esta fuera son inaplicables, vos no podes impedirle a una persona que vive en la calle que no esté en la calle. Muchas veces veo las estadísticas del INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos), y cada vez aumenta más la pobreza, entonces me pregunto ¿Cuando me va a tocar a mi? ¿Cuándo voy a estar yo dentro de ese porcentaje?
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